Adaptarse a un nuevo ambiente no siempre debe resultar incómodo o complicado. Recordar que estamos en constante aprendizaje es primordial para conservar las ganas y no perder las oportunidades que la vida nos da en cada uno de los cambios de nuestra vida.

Para aprovechar al máximo esta nueva etapa que la vida nos brinda, necesitamos reconocernos como seres cambiantes. Por ejemplo, las niñas y los niños están en constante crecimiento, su cuerpo se transforma con el paso de los años y promueve la adaptabilidad mental y motriz a través de las experiencias que ellos viven día con día. Un año serán talla pequeña y al siguiente deberán usar talla mediana, pues sus cuerpos crecen a lo ancho y a lo largo. Un día sus dientes se caerán para dar paso a otros dientes más fuertes y resistentes que les serán de gran ayuda para su futuro cercano y lejano. El tamaño de sus manos se irá modificando y la fuerza de sus extremidades, llámese piernas o brazos, aumentará para permitirles tomar y ocupar objetos de mayor peso.

Como seres humanos nuestra vida ha evolucionado de generación en generación para adaptarnos a las diferentes cualidades de los diversos ecosistemas, para preservar nuestra existencia. Y la inteligencia nos ha permitido crear herramientas y objetos que sean de apoyo para solventar algunas necesidades. Por ejemplo, cuando hace frío o cuando hace calor nos vestimos de diferentes formas para que nuestro cuerpo se sienta lo más cómodo posible ante el clima en el cual nos encontramos.

El regreso a clases presenciales representa un cambio para todos los miembros de la familia y esto ofrece una gran oportunidad para acompañarse amorosa y comprensivamente, sobre todo a los peques de la casa. Para algunos será el inicio de su vida escolar, y para otros será la reintegración. ¿Cómo podemos hacer que ellos se sientan más cómodos con este cambio?

Cada ser humano es diferente y las formas que encontramos para adaptarnos son diferentes dependiendo de nuestra personalidad. Sin embargo, hay cosas generales que podemos tomar en cuenta a la hora de acompañar éste y muchos otros cambios en la vida de nuestros peques:

 

Respetar los procesos de las infancias en éste nueva etapa. Procurar no comprometer su adaptación a los tiempos de los adultos, sino dejarles claro que la duración de su proceso de adaptabilidad no es algo bueno ni malo, sino suyo y merece ser respetado por las demás infancias y adultos.

 

La empatía con los sentires y las emociones de las infancias influye en su seguridad y confianza para lograr su desarrollo social, lo que es relevante para esta nueva inserción presencial de las actividades escolares y otras. Los sentimientos de ellos son importantes y ellos deben sentirse seguros para expresarlos.

       

 

La solidaridad es un valor plausible y necesario. Las infancias necesitan espacios seguros donde se les respete y se sienta empatía por ellas, y a su vez verse reflejado en el apoyo incondicional de sus familiares, para sentirse mayormente confiadas para expresar sus inquietudes y angustias.

Recuerda que para el aprendizaje de la vida es necesario no asumir sino preguntar. En vez de prohibir, te recomendamos explicar y preguntarles a los peques cómo se sienten, y así generar un ambiente de confianza en el que ellos se sentirán también tomarán en cuenta el conocimiento que los adultos puedan compartirles.

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